domingo, 12 de septiembre de 2010

¡No planificar! – Sugerencias para noveles I



Lamentablemente (¿o no?), son pocas las cuestiones del oficio de escritor en las que parece haber consenso absoluto. Quitando valores universales como el trabajo duro o la perseverancia, el ejemplo por excelencia es la importancia de la lectura. No he sabido jamás de un escritor que no resalte la necesidad de ser un ávido lector antes que un escritor. Si quieres escribir, lee. Lee mucho. Como dijo un reconocido autor: “si no tienes tiempo para leer, entonces no tienes tiempo para ser escritor”. Todos los grandes han leído, y todos los que escribimos leemos, casi siempre más que la media. Pero, ¿que se dice respecto a planificar?

Aquí no hay consenso. Autores noveles y consagrados se decantan indistintamente por una u otra metodología, por lo que a priori ninguna de las dos escuelas parecería ser infalible.

En mi caso la planificación es muy escasa. Parto de alguna idea, que puede tener que ver con un personaje, una situación determinada o un final. Aunque, eso sí, esa idea suele estar en mi cabeza durante varios meses, ocupando mis pensamientos, a veces en forma indeseada. Sería muy difícil explicar exactamente qué tan elaborada debe estar esta idea para sentir que las condiciones mínimas para empezar a escribir sobre ella han sido cumplidas. No se trata del tiempo de cocción de un pastel. Y, además, como mi método puede no ser eficiente para otro, mejor ni siquiera esforzarse demasiado en desentrañarlo.

Ya dije en la entrada anterior, y los comentarios en el blog y en el Facebook lo certifican, que hay un espectro amplio de manuales de trabajo. Algunos esperan a que la piscina esté llena lanzarse y otros lo hacen cuando tiene apenas medio metro de agua, con el consiguiente riesgo de estrellarse contra el fondo. Está visto que, con el tiempo y la ejercitación, cada cual encontrará la metodología que mejor le siente: el nivel de agua apropiado para echarse un clavado y nadar a gusto. PERO, y aquí va mi consejo: si recién estás empezando, entonces mejor empieza NO PLANIFICANDO. Si llevas la planificación en la sangre, seguramente en el futuro aprenderás a manejarla, a determinar cuáles son los aspectos que te conviene definir y cuales es mejor dejar librados a la inspiración del momento, pero al dar tus primeros pasos, planificar puede ser contraproducente. En un instante explicaré por qué. Soy consciente de que a priori carece de sentido. ¡Es como salir por primera vez a la selva y no llevar una mísera brújula o un mapa! Parecería que, si uno va a embarcarse en un relato extenso o en una novela (donde hablar de planificación tiene sentido), una guía sería un aliado, nunca un enemigo, ¿verdad?

¡NO!

Puede ser un enemigo. Y traicionero.

En la vida no sabemos lo que sucederá mañana, y eso hace que nuestras acciones estén supeditadas a lo que sabemos, al pasado. Y ese mismo principio debe aplicar a los personajes de una novela, por supuesto. Si estás dando tus primeros pasos, es muy posible que, si has planificado meticulosamente el recorrido de un personaje, te expongas a llevarlo de los pelos durante la trama. Esto sucede mucho más a menudo de lo que pareciera. Y la razón por la que he dicho más arriba que estamos en presencia de un enemigo traicionero, es porque el escritor novel no suele darse cuenta cuando cae en esta trampa.

En la etapa de planificación los personajes no han terminado de moldearse, tampoco conoces el potencial de determinadas situaciones, de manera que, más tarde, tu plan puede no servir, y si no eres capaz de ver que debes cambiarlo y lo sigues ciegamente, habrás caído en la trampa. Es decir, que un mal plan puede condenarte al fracaso antes de escribir la primera palabra. Reitero, es más sencillo dar los primeros pasos con planificaciones endebles y maleables y luego ir aprendiendo qué cosas conviene (según tu metodología ideal) ir conociendo a priori.

En BENJAMIN, mi primera novela, relato cómo un niño de nueve años se esconde en el desván de su casa. Cuando describía este pasaje, me pareció interesante para la historia y para mi personaje que en el desván hubiera una caja de cartón cerrada. No había pensado nunca en una caja, ni mucho menos en su contenido, pero me parecía un buen ingrediente para mi historia, que supuse dispararía preguntas en el lector. Así que allí “apareció” la caja. Recién en el capítulo 4 se devela el contenido, que resulta ser trascendente para la historia.

El anterior es un ejemplo que atañe a la trama, pero, como dije antes, la perspectiva de los personajes también se ve beneficiada. En este momento estoy escribiendo una novela donde una familia se muda a una casa gigantesca (espero nadie me quite la originalidad de esta idea). Julia, la hija adolescente, hace una exploración en soledad de la morada. Como he optado por no dedicar ni un segundo a “planear” cómo es esa casa (afortunadamente la trama versa en torno a otros asuntos), la estoy descubriendo con ella. Si tuviera un plano o un itinerario preconcebido, seguramente me apresuraría a conducirla al foco de la acción, posiblemente el sótano o el desván (debo tener alguna especie de fijación con los desvanes).

En resumen:

Sobre planificación no hay fórmula infalible. Hay autores que prefieren borradores precisos y otros un tallo delgadísimo que se quiebra con el mínimo cambio. Yo me considero ubicado en el centro, con tendencia a dedicarle mucho tiempo a la trama “durante” el proceso de escritura. Me gusta tener los siguientes dos o tres capítulos más o menos visualizados, pero me abstengo de ver más allá.

Pero si recién empiezas, es recomendable (siempre desde mi punto de vista) que partas de una idea con muy poco desarrollo y reveles la trama de manera natural, no a la inversa. No importa si al terminar tu final no es como el de “El sexto sentido”, seguro que tu historia será honesta y tendrás más posibilidades de hacer que el lector sea cómplice de tus personajes. Razona con ellos. Descubre con ellos. Puedes elegir historias que tengan que ver con conflictos iniciales: Un descubrimiento inesperado, una situación traumática, una pandemia, etcétera. Te será más fácil partir desde allí, escuchando la lógica de tus personajes. En este momento estoy leyendo una novela de un hombre que un día se despierta y descubre que ¡tiene cuernos! La situación se presenta en el primer párrafo. ¿Qué harías tú en su lugar?

Mi idea es ir intercalando en las entradas habituales consejos para los que quieren empezar a escribir. Alguien me lo sugirió en el FB y me parece interesante. Siempre con humildad, por supuesto. Quizás alguno te sea útil.

10 comentarios:

  1. Justo ayer, durante un presentación, me preguntaba alguien qué consejos podía darle para ayudarle a enfrentarse a su primera novela. Lamentablemente sólo dispongo de mi propia experiencia, así que le conté que, en mi caso, sobre todo intenté divertirme yo mismo. Si podía hacer eso, probablemente podría entretener también a otros. La historia era una descubierta tanto para el lector como para mí. Escribía y me enfrentaba a situaciones a la vez que los personajes, y ellos actuaban haciendo lo que era lógico en cada caso. No hay situaciones forzadas, porque la trama fluye lógicamente con los acontecimientos. Había incluso casos en los que no podía derivar a ninguna otra cosa, así que los personajes me ninguneaban y tomaban las riendas. Mi primera novela fue, por eso, un puzzle. Escribía por aquí... luego me iba al final... y cuando todo parecía encajar y había un final, me fijé en los rasponazos y rellené los huecos. El resultado creo que ha sido hueco. Al menos, la novela ha funcionado, aunque sea a niveles de escritor novel como soy yo.

    Así que en esto, como en tantas otras cosas, estoy de acuerdo contigo, Federico :) Abrazos!

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  2. Está bueno.

    Lo importante, es conocer las reglas, y luego olvidarse de ellas.

    Saludos.


    PD: Llevo un tiempo esperando a que llegue tu novela aquí a Venezuela. De hecho, hace unas semanas fui a la librería con intención de comprarla, pero no está.

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  3. Estaba esperando a que pusieras la segunda parte de esta entrada antes de decidir si debía llevar a cabo mi plan de eliminación. Tengo el gusto de informarte que por el momento lo he dejado de lado, ya que estoy bastante de acuerdo contigo :-D A decir verdad, tu explicación se ajusta mucho a mi experiencia como escritora. Yo empecé a escribir en 1996 (extraña forma de descubrir una vocación: fue durante mi aprendizaje de mecanografía). Recién en 2002 conocí a un editor que me sugirió planificar una novela que yo tenía en mente, y para ese entonces ya tenía un montón de cuentos escritos más una novela corta. En ese momento no hice mucha planificación de la novela, pero sí las líneas generales de principio a fin. Y me funcionó. De cualquier manera, tenía bastante claros a los personajes en mi cabeza, de modo que fueron ELLOS los que guiaron mi plan, y la novela quedó bien (según mis lectores). De ahí en más seguí utilizando planes. Básicamente, cuando tengo la idea para una novela o un relato, voy anotando poco a poco las ideas que se me ocurren. Luego las ordeno cronológicamente, lleno los espacios en blanco, cambio aquello que no es original o que se contradice con otra cosa, y por último escribo el plan (más o menos detallado). Para ese entonces es como si ya conociera a los personajes en persona, y me pongo a escribir la historia como si contara una película. Conste: recién este año voy a tratar de buscar un agente literario. A ver cómo me va. De momento, mis lectores están felices (participo en dos foros literarios desde hace años). Pero es mi sistema, y al que no le guste, puede estar en desacuerdo :-)

    ¡Saludos!

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  4. Querido Carlos,
    Tu comentario es un colorario de honor para esta entrada. No quiero develar nada de tu novela "Los Caminantes" por si alguien no la ha leído (¿acaso queda alguien?), pero en ella hay dos ejemplos (hay más, pero dos son muy contundentes) de acontecimientos que se nota son fruto de la inspiración del momento, imprevisibles y sorpresivos. Esos cimbronazos en la trama, además de la intuición y creatividad del autor, son posibles siendo flexible a la hora de "escuchar" a la historia.
    Además, aunque Los Caminantes tiene su flamante continuación con Necrepolis, es una novela con un final muy bueno, un gol en el último minuto que demuestra que la no planificación puede llevar a buen puerto si se capea la tormenta con sapiencia.
    Un abrazo, Carlos!

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  5. Hola, Ysaías. Es una pena que mi novela no se consiga en Venezuela. No imagino peor frustración para un escritor que la de un lector que tiene interés en leerlo y que no puede hacerlo por cuestiones de logistica.
    En cuanto tenga noticias las colgaré en FB. Si tienes un perfil, te invito a seguirme en Federico Axat -Escritor.
    Un saludo!

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  6. Hola, Gissel
    Gracias por dejar tu receta planificadora (He estado a punto de borrarla, pero he optado por la pluralidad del blog) :)
    Me atrevo a imaginar que formas parte de Prosofagos y Abretelibro... debemos tener varios amigos en común.
    Un abrazo!

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  7. No, no estoy en esos foros, Federico (¿dónde quedan, por cierto?). Ando en Sala de Escritores y Letras Escondidas. Me han servido para recibir críticas y sondear al público, y para echar una mano a futuros colegas.

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  8. Creo que cada escritor va encontrando su propio método de trabajo y éste depende mucho de su caracter.
    Yo no planifico, tengo una idea general de lo que quiero contar y me dejo llevar, me divierte que la historia y los personajes me sorprendan cada dia. Es como si en lugar de estar escribiendo una novela la estuviera leyendo.
    saludos

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  9. Haber si me animo algún día. La verdad es que me da vértigo.
    Gracias por los consejos.

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