domingo, 26 de septiembre de 2010

CUERNOS - Joe Hill ¡Adelanto!

Los amigos de Suma de Letras me han enviado la portada en español de la nueva novela de Joe Hill de la que hablé la semana pasada. Saldrá a la venta en el mes de Octubre. Aquí está el texto de contraportada que acompañará al libro:

¿Qué pasaría si una mañana, después de una borrachera horrible, te despertaras con unos incipientes cuernos en la cabeza?


Ignatius Martin Perrish pasó la noche borracho y haciendo cosas terribles. A la mañana siguiente se despertó con dolor de cabeza, se llevó las manos a las sienes y palpó algo extraño: dos protuberancias huesudas y de punta afilada.


La vida de Ig Perrish es un verdadero infierno desde que su novia Merrin fuera asesinada un año atrás, en un episodio que, si bien le fue ajeno, tendió sobre él un manto de sospechas que nunca pudo quitarse de encima. Una mañana, después de una fuerte borrachera, se encuentra con que le han crecido unos cuernos en su frente. Al principio cree que es una alucinación, pero los cuernos son demasiado reales… y con el paso de las horas descubrirá que éstos tienen un extraño efecto en la gente: les hace contarle sus más oscuros deseos y secretos. Así, Ig se entera de que todo el pueblo, incluso sus padres, creen que fue él quien mató a Merrin. Tras el desconcierto de los primeros momentos, Ig aprenderá a sacar ventaja de ser el mismísimo diablo… Es hora de que el demonio tenga lo que se le debe.


Joe Hill, príncipe del terror y autor prodigio de la exitosa novela El traje del muerto, vuelve a ponernos los pelos de punta con esta extravagante, original e imaginativa historia, en la que todo es, aparentemente, extraño e inexplicable.


domingo, 19 de septiembre de 2010

HORNS – La nueva novela de Joe Hill

(Sin Spoilers)

Horns (Cuernos) es la segunda novela de este autor estadounidense prevista para ser publicada el mes próximo en España. Ha publicado también El traje del muerto y una recopilación de relatos titulada Fantasmas.

Texto de la contraportada (edición en inglés):

Al principio Ig pensó que los cuernos eran una alucinación producto de una mente turbada por la rabia y el dolor. Había pasado el último año en un purgatorio solitario, privado, tras la muerte de su amada, Merrin Williams, violada y asesinada en circunstancias inexplicables. Un colapso mental hubiera sido la cosa más natural del mundo. Pero los cuernos no tenían nada de natural.

Un tiempo atrás Ig había disfrutado de una vida soñada: rodeado de privilegios, el segundo hijo de un reconocido músico y hermano menor de una estrella de la televisión en ascenso, tuvo seguridad, riqueza y un lugar en la comunidad. Ig lo tenía todo, y mucho más. Tenía a Merrin, con quien compartía un amor fundado en sueños comunes, desafíos mutuos y la magia de un verano de niñez diferente.

Pero la muerte de Merrin lo arruinó todo. Ig fue el único sospechoso y, aunque nunca fue acusado ni juzgado, las sospechas siempre pesaron sobre él. Para la opinión pública de Gideon, New Hampshire, Ig siempre sería culpable, libre sólo gracias a unos padres ricos y conectados que movieron los hilos para hacer desaparecer la investigación. Nada de lo que Ig pudiera hacer o decir importaría realmente. Parecía que todo el mundo, incluido Dios, lo había abandonado. Todo el mundo salvo el demonio interior...

Ahora Ig es poseedor de un terrible poder que acompaña a su nuevo aspecto, un macabro talento que intentará utilizar para encontrar al asesino de Merrin y destruir su vida. Portarse bien y rezar no lo ha llevado a ninguna parte. Es hora de una revancha... Es hora de que el diablo tenga su momento.


Antes de adentrarme en la reseña, debo decir que mi primer contacto con este autor no fue bueno. Su opera prima, El traje del muerto, no me gustó casi nada. Rescaté su estilo distintivo como valor positivo, pero ni la trama ni los personajes me sedujeron. El sinsabor fue mayor cuando descubrí que el libro cosechaba buenas críticas, entre críticos y lectores. No soy de los que subestiman el poder del marketing, pero consideré que quizás yo había leído esta novela en un mal momento personal (tenía otras preocupaciones encima) y mi apreciación había sido incorrecta. Todavía cargo con esa duda. Pero mientras tanto he leído HORNS, que verá la luz en España antes de que termine el año, y debo decir que me gustó mucho. De hecho, si alguien me lo hubiera preguntado mientras transitaba la mitad del libro hubiera dicho que me gustaba muchísimo.

El primer tercio me pareció perfecto, con situaciones y personajes trabajados con mucha inteligencia. Además de Ig y Merrin, mencionados en la ficha del libro, completan el grupo de personajes principales: Lee, el amigo de la infancia; Terry, el hermano de Ig; y Glenna, la novia actual de Ig y también parte de la pandilla en la infancia. Pero el libro va perdiendo fuerza y hay una línea importante que falla, a mi juicio, rotundamente, y que opaca al resto, impidiendo que esta sea una novela excelente. Para explicarlo mejor, voy a permitirme dividir a HORNS en dos partes, lo cual parece casi providencial.

La primera parte es la que trata la historia de estos personajes, que ocupa buena parte del libro y recurre al uso de Flashbacks. Y es brillante. El inicio de la relación entre Ig y Merrin no tiene desperdicio, y el personaje de Lee es uno de los mejores que he visto en novelas de terror. Los pasajes de la infancia están formidables. El autor nos cuenta la historia de Ig y Merrin seleccionando cuidadosa y atinadamente los momentos significativos de la relación hasta la época que nos ocupa. Hill no tiene nada que envidiarle a nadie respecto al modo en que nos sumerge en la realidad de estos personajes, nos hace cómplices de sus juegos de infancia, de sus sentimientos, y nos hace sufrir con ellos. Este manejo notable había sido inexistente (siempre desde mi percepción) en su novela anterior, de ahí que mi sorpresa fuera doble. La historia es redonda, tiene misterio y conclusión, aunque el manejo de los tiempos no sea el óptimo y algunas cosas se revelen demasiado rápido. Pero el tono de la historia es tan interesante que es un placer seguir leyendo. Esta es la parte de la novela que no tiene el más mínimo desperdicio.

Por el otro lado está la historia de los dichosos cuernos. Si bien la separación es formal, porque de hecho están encastradas una con otra, debo decir que esta línea argumental es la responsable de los puntos bajos. Sólo en el tramo inicial, donde descubrimos las características de los cuernos, presentadas con buena pluma y un gran sentido del humor, asistimos al único tramo efectivo. Luego se desdibuja e incluso entorpece el desarrollo del libro, casi como si al autor se le hubiese ido de las manos o convertido en un escollo, aspecto que va cobrando cada vez más peso, hasta el final de la novela, donde da la sensación de que Hill quiso “quitarse el libro de encima”.

Pocas veces uno se encuentra con un libro en el que hay cosas que le gustan tanto y otras tan poco. Pero, como he dicho, las que sí me han gustado ocupan la mayor parte de la historia y son además las que más disfruto en una novela: personajes creíbles y situaciones inteligentemente concebidas. Insisto en que Lee es una delicia de personaje, y Merrin y Glenna no se quedan atrás.

De la prosa, decir que está muy bien. El libro se lee fluidamente y destacan imágenes y metáforas de calidad. Espero la traducción lo trate bien.

En mi opinión, esta novela es ostensiblemente superior a la primera. Me deja la sensación de que Joe Hill es capaz de escribir una obra maestra del género en cuanto se conjuguen todos los factores correctamente. Aquí lo consigue con algunos, y es de destacar.

Curiosidades:

En el capítulo 2 aparece una referencia no del todo halagüeña a Dean Koontz

En el capítulo 12 el autor hace una comparación mencionando la escena de la sangre en Carrie.

En el capítulo 17 se menciona a Derry.

¡Saludos!

domingo, 12 de septiembre de 2010

¡No planificar! – Sugerencias para noveles I



Lamentablemente (¿o no?), son pocas las cuestiones del oficio de escritor en las que parece haber consenso absoluto. Quitando valores universales como el trabajo duro o la perseverancia, el ejemplo por excelencia es la importancia de la lectura. No he sabido jamás de un escritor que no resalte la necesidad de ser un ávido lector antes que un escritor. Si quieres escribir, lee. Lee mucho. Como dijo un reconocido autor: “si no tienes tiempo para leer, entonces no tienes tiempo para ser escritor”. Todos los grandes han leído, y todos los que escribimos leemos, casi siempre más que la media. Pero, ¿que se dice respecto a planificar?

Aquí no hay consenso. Autores noveles y consagrados se decantan indistintamente por una u otra metodología, por lo que a priori ninguna de las dos escuelas parecería ser infalible.

En mi caso la planificación es muy escasa. Parto de alguna idea, que puede tener que ver con un personaje, una situación determinada o un final. Aunque, eso sí, esa idea suele estar en mi cabeza durante varios meses, ocupando mis pensamientos, a veces en forma indeseada. Sería muy difícil explicar exactamente qué tan elaborada debe estar esta idea para sentir que las condiciones mínimas para empezar a escribir sobre ella han sido cumplidas. No se trata del tiempo de cocción de un pastel. Y, además, como mi método puede no ser eficiente para otro, mejor ni siquiera esforzarse demasiado en desentrañarlo.

Ya dije en la entrada anterior, y los comentarios en el blog y en el Facebook lo certifican, que hay un espectro amplio de manuales de trabajo. Algunos esperan a que la piscina esté llena lanzarse y otros lo hacen cuando tiene apenas medio metro de agua, con el consiguiente riesgo de estrellarse contra el fondo. Está visto que, con el tiempo y la ejercitación, cada cual encontrará la metodología que mejor le siente: el nivel de agua apropiado para echarse un clavado y nadar a gusto. PERO, y aquí va mi consejo: si recién estás empezando, entonces mejor empieza NO PLANIFICANDO. Si llevas la planificación en la sangre, seguramente en el futuro aprenderás a manejarla, a determinar cuáles son los aspectos que te conviene definir y cuales es mejor dejar librados a la inspiración del momento, pero al dar tus primeros pasos, planificar puede ser contraproducente. En un instante explicaré por qué. Soy consciente de que a priori carece de sentido. ¡Es como salir por primera vez a la selva y no llevar una mísera brújula o un mapa! Parecería que, si uno va a embarcarse en un relato extenso o en una novela (donde hablar de planificación tiene sentido), una guía sería un aliado, nunca un enemigo, ¿verdad?

¡NO!

Puede ser un enemigo. Y traicionero.

En la vida no sabemos lo que sucederá mañana, y eso hace que nuestras acciones estén supeditadas a lo que sabemos, al pasado. Y ese mismo principio debe aplicar a los personajes de una novela, por supuesto. Si estás dando tus primeros pasos, es muy posible que, si has planificado meticulosamente el recorrido de un personaje, te expongas a llevarlo de los pelos durante la trama. Esto sucede mucho más a menudo de lo que pareciera. Y la razón por la que he dicho más arriba que estamos en presencia de un enemigo traicionero, es porque el escritor novel no suele darse cuenta cuando cae en esta trampa.

En la etapa de planificación los personajes no han terminado de moldearse, tampoco conoces el potencial de determinadas situaciones, de manera que, más tarde, tu plan puede no servir, y si no eres capaz de ver que debes cambiarlo y lo sigues ciegamente, habrás caído en la trampa. Es decir, que un mal plan puede condenarte al fracaso antes de escribir la primera palabra. Reitero, es más sencillo dar los primeros pasos con planificaciones endebles y maleables y luego ir aprendiendo qué cosas conviene (según tu metodología ideal) ir conociendo a priori.

En BENJAMIN, mi primera novela, relato cómo un niño de nueve años se esconde en el desván de su casa. Cuando describía este pasaje, me pareció interesante para la historia y para mi personaje que en el desván hubiera una caja de cartón cerrada. No había pensado nunca en una caja, ni mucho menos en su contenido, pero me parecía un buen ingrediente para mi historia, que supuse dispararía preguntas en el lector. Así que allí “apareció” la caja. Recién en el capítulo 4 se devela el contenido, que resulta ser trascendente para la historia.

El anterior es un ejemplo que atañe a la trama, pero, como dije antes, la perspectiva de los personajes también se ve beneficiada. En este momento estoy escribiendo una novela donde una familia se muda a una casa gigantesca (espero nadie me quite la originalidad de esta idea). Julia, la hija adolescente, hace una exploración en soledad de la morada. Como he optado por no dedicar ni un segundo a “planear” cómo es esa casa (afortunadamente la trama versa en torno a otros asuntos), la estoy descubriendo con ella. Si tuviera un plano o un itinerario preconcebido, seguramente me apresuraría a conducirla al foco de la acción, posiblemente el sótano o el desván (debo tener alguna especie de fijación con los desvanes).

En resumen:

Sobre planificación no hay fórmula infalible. Hay autores que prefieren borradores precisos y otros un tallo delgadísimo que se quiebra con el mínimo cambio. Yo me considero ubicado en el centro, con tendencia a dedicarle mucho tiempo a la trama “durante” el proceso de escritura. Me gusta tener los siguientes dos o tres capítulos más o menos visualizados, pero me abstengo de ver más allá.

Pero si recién empiezas, es recomendable (siempre desde mi punto de vista) que partas de una idea con muy poco desarrollo y reveles la trama de manera natural, no a la inversa. No importa si al terminar tu final no es como el de “El sexto sentido”, seguro que tu historia será honesta y tendrás más posibilidades de hacer que el lector sea cómplice de tus personajes. Razona con ellos. Descubre con ellos. Puedes elegir historias que tengan que ver con conflictos iniciales: Un descubrimiento inesperado, una situación traumática, una pandemia, etcétera. Te será más fácil partir desde allí, escuchando la lógica de tus personajes. En este momento estoy leyendo una novela de un hombre que un día se despierta y descubre que ¡tiene cuernos! La situación se presenta en el primer párrafo. ¿Qué harías tú en su lugar?

Mi idea es ir intercalando en las entradas habituales consejos para los que quieren empezar a escribir. Alguien me lo sugirió en el FB y me parece interesante. Siempre con humildad, por supuesto. Quizás alguno te sea útil.

viernes, 3 de septiembre de 2010

¿Planificar o no planificar?

Entre los escritores de narrativa parece haber dos escuelas. Los planificadores, que insumen una buena cantidad de tiempo en trazar un plan de vuelo antes de escribir la primera palabra, que a veces incluso redactan un primer borrador provisional, más breve, que luego les sirve para lanzarse al manuscrito definitivo a velocidad meteórica y con las cosas bien claras, sin detalles librados al azar. Hay hasta quienes tienen en la cabeza (o en una caja fuerte) las palabras exactas que serán el broche de oro de la novela. Los “planificadores” tienen la historia en la cabeza antes de que exista formalmente sobre el papel; tienen la habilidad de construir hilos argumentales precisos, mapas de ruta inviolables que los guiarán durante la escritura. Conviene aclarar aquí que la documentación, que forzosamente antecede a la escritura en mayor o menor medida de acuerdo al género, no tiene nada que ver con la planificación.

En la vereda de enfrente están los que creen que planificar los condiciona. Es a los que suele escucharse decir cosas como “la historia cobró vida propia”, o que “los personajes toman decisiones”, y que son estos personajes y no al autor los verdaderos artífices de la historia. Para los “no planificadores”, el proceso de escritura es más parecido al de un lector, que descubre la historia a medida que avanza. Para ellos no hay una cronología base, ni mucho menos un borrador inicial, ni listas inflexibles de personajes, ni finales escritos en piedra. Un renombrado autor dijo una vez que para él escribir es como desenterrar un fósil; a priori no se sabe si se está en presencia de un único hueso o si, por el contrario, la excavación paciente revelará un esqueleto completo y valiosísimo. Pareciera que, para este tipo de escritores, la confección de una novela podría acarrear un final incierto o un naufragio prematuro antes de alcanzar el FIN.

Como todo asunto que plantea posturas encontradas, existirán los extremistas y también algunos que adopten posiciones intermedias.

A priori parecería que estas dos escuelas forman parte del modo en que cada escritor desarrolla su oficio. Una elección casi inocente, como escribir a mano o en el Word.

¡NO!

(les dije que había extremistas)

Yo no sólo pienso que es mejor NO PLANIFICAR, sino que además creo que planificar puede ser contraproducente.

Mientras me cubro con el brazo para no recibir una pedrada en la cabeza, me tapo los oídos para no escuchar las voces de repudio y corro despavorido a refugiarme de las hordas de planificadores, les digo que me encantará escuchar todas las opiniones, tanto en el blog o en Facebook, de cómo cada escritor, publicado o no, lleva adelante sus proyectos. En mi próxima entrada voy a explicar el porqué creo lo que he dicho más arriba. E intentaré argumentarlo.